Nació el 5 de julio de 1182 en AsÍs, en el seno de una acaudalada familia.
Hijo de Donna Pica Bourlemont y de Pedro de Bernardone.
Durante su juventud llevó una vida mundana. Tras una batalla entre Asís y Perucia estuvo encarcelado un año en esta ciudad. Siendo prisionero padeció una grave enfermedad durante la cual decidió cambiar su forma de vida.
1205 ejerció la caridad entre los leprosos y comenzó a trabajar en la restauración de ruinas de iglesias debido a una visión en la que el crucifijo de la iglesia en ruinas de San Damián en Asís le ordenó que reparara su casa. Los gastos en obras de caridad enfurecieron a su padre, que llegó a desheredarlo.
Renunció a su lujosa ropa por una capa y dedicó los tres años siguientes al cuidado de los leprosos y los proscritos en los bosques del monte Subastio. Restauró la ruinosa capilla de Santa María de los Ángeles.
En 1208, durante una misa, escuchó una llamada diciéndole que saliera al mundo y, siguiendo el texto de Mateo 10, 5-14, “no poseyera nada pero hiciera el bien en todas partes”. Cuando regresó a Asís ese mismo año, empezó a predicar provocando la renovación de la espiritualidad cristiana del siglo XIII.